Sembraré una sonrisa para que haya más alegría. Procurando guardar un poco de aquella inocencia, esa que de niña me hizo ver el mundo lleno de magia y amor, esa inocencia en lo que todo es posible, en la que el mundo de las hadas y los duendes cobran protagonismo, donde los malos, no son tan malos. Ahora, cuando la vida me ha cobrado años, busco en mi interior, y encuentro aquella pequeña en un rincón de mi corazón, pidiendo auxilio pues en muchas ocasiones, la dejo encerrada castigada, sin preocuparme,que de vez en cuando tiene que salir a jugar
La mañana se va llenando de una carrera que marca las
prisas, la multitud de gente me recuerda que marchan hacia sus tareas diarias. Esperando
en la parada del autobús con mis ñajos, me he dado cuenta que muchos nos son
felices y siempre van con la misma aptitud resignados, porque no tienen otra
solución, van pensativos y con la vista perdida en la lejanía.
Las calles se llenan de estudiantes, trabajadores y gente
desempleada que se afanan por llegar al lugar esperado, la prisa se contagia y
también el nerviosismo de los coches, pitando nerviosos pues van a llegar tarde
a su destino, tanta es la prisa que el tiempo no es suficiente para detenernos
a mirar el interior del ser humano que nos rodea, ese interior que pide a voz
en grito un poco de calma, un poco más de racionalidad, nuestros ojos se
conforman con fijarse en el exterior solamente, así nos va todo nos estamos
volviendo muy superficiales, el amor se ha convertido en sexo y lo más
importante la llama que mantiene ese fuego lo hemos matado entre todos.
Comentamos el gesto huraño de alguien que pasa farfullando
cosas sin buscar la causa que lo provocó y transcurre el día y no hemos mirado
el interior del amigo que nos acompaña diariamente, si nos necesita cuando le
vemos que esta triste y lleva días sin sonreír.
Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente, la
bondad de su interior, cada ser humano tiene un pedazo de Dios dentro, solo es
necesario saber buscarlo bien, pues a veces está muy escondido.
¡Es lo que debería llamar nuestra atención diaria!
En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendamos el
valor que tiene para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no
conocemos, estamos viviendo en un mundo donde se están perdiendo los valores de
lo cotidiano, pararte con tu vecino, o con el tendero, yo me acuerdo cuando iba
a comprar con mi madre, se conocía a todo el mercado, ahora cuando voy a
comprar, al supermercado, me conozco el nombre porque tiene una tarjetita que
lo indica, pero no porque la conozca de hace tiempo.
Todos los días son buenos para comenzar a descubrir sonrisas
hermosas manos hábiles, actos valiosos, espíritus valientes, luchadores
incansables y dispuestos para cambiar el mundo, cada ser humano tiene un valor
especial, posee un don divino que recibe al nacer y que si se descubre, puede
utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean.
Hagamos un alto en nuestra prisa diaria, miremos el interior
de nuestros semejantes y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que
quisiéramos que fueran.
Yo al menos he procurado guardar un poco de aquella
inocencia.
2 comentarios:
De muy buen gusto, amiga.
Beso
Muchas gracias José un placer tu visita y espero que tengas un hermoso y tranquilo fin de semana.
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